¿Qué es el intestino irritable?

El síndrome de intestino irritable (o de colon irritable) es una enfermedad gastrointestinal de alta frecuencia en la práctica clínica. Se caracteriza por la asociación entre dolor abdominal y alteraciones en el ritmo intestinal que va desde estreñimiento hasta la diarrea. Esta patología afecta a casi el 11% de la población adulta de todo el mundo.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas son variados, pero solo una pequeña porción de las personas que padecen este síndrome manifiesta síntomas graves. Entre ellos están: los cólicos,  la hinchazón abdominal, sensación de llenura constante, gases, cambios en el aspecto de las deposiciones, y diarrea o estreñimiento (o ambos). Esta patología suele ser recurrente y se trata a largo plazo.

¿Cómo influyen las emociones negativas?

Los estados de ánimo sin duda alguna repercuten sobre el bienestar y la calidad de vida de las personas, sin embargo cuando estos son negativos, como el estrés, impacta de manera abrupta nuestro organismo y no pasa sin dejar la cuenta de cobro.

El estrés ocasiona que se liberen hormonas como la adrenalina, la cual aumenta la presión sanguínea, el ritmo cardíaco, la cantidad de glucosa en la sangre y acelera el metabolismo. De igual manera sucede con el cortisol, una hormona que cuando sube (hipercortisolismo) eleva el nivel de azúcar en la sangre y produce efectos negativos, como el aumento de grasa e incremento en la presión arterial.

La fusión de estas dos hormonas son el mayor riesgo y principal causante de casos de gastroenteritis, estreñimiento, dolores de estómago y de dificultad en las evacuaciones.

Si te sientes identificado o te pareció interesante el tema, te invitamos a conocer más sobre el mismo de la mano del médico especialista y gerente de la clínica Cenvalle, Leonardo Contreras. 

¿Quiénes son los más frecuentes a padecerla?

Tanto hombres como mujeres son propensos, sin embargo nuestros cerebros son diferentes, lo que ocasiona que reaccionemos de forma totalmente distinta a los estímulos y situaciones agobiantes. Mientras los hombres se estresan menos, porque le dan poca importancia a las cosas, las mujeres se angustian más, y suelen no saber cómo manejar algunas de estas situaciones.

Diversos estudios han comprobado que las mujeres entre 55 y 65 años se están muriendo, porque están en hipertensión debido al estrés. Además, hay un impacto de los cambios hormonales que inciden de manera directa y con mayor riesgo a enfermedades gastrointestinales.

Algunos factores de riesgo son:

  • Edad: el síndrome se manifiesta con mayor frecuencia en personas menores de 50 años.
  • Sexo: como ya mencionamos, es más común entre las mujeres. La terapia con estrógenos antes o después de la menopausia también es un factor de riesgo para el síndrome.
  • Antecedentes familiares: los genes pueden influir, al igual que los factores compartidos.
  • Estados mentales y anímicos: los antecedentes físicos, sexuales o emocionales.

¿Qué complica su tratamiento y recuperación?

  • El mal estilo de vida: la ingesta y el sedentarismo son grandes catalizadores de la aparición de esta patología, al punto de aumentar hasta tres veces más las probabilidades de padecerla.
  • Trastornos del estado de ánimo: los cambios de ánimos bruscos, el estrés, la tristeza constante, la depresión o la ansiedad, no solo promueven su aparición sino que si ya la padeces, empeoran tus síntomas y dificulta su recuperación. 

¿Por qué se dice que el intestino es el segundo cerebro?

Hay que recordar que lo que gobierna el sistema digestivo es el Sistema Nervioso Entérico (SNE), que va desde la boca hasta el recto. Este no necesita siempre del Sistema Nervioso Central, aunque se comunica con él a través de los sistemas simpático y parasimpático, y la carga neuronal que este posee, puede ser hasta dos veces mayor a la del cerebro. ¿Entonces por qué no pensamos con el intestino? Porque la inteligencia se genera no por la cantidad de neuronas, sino por la velocidad en la comunicación entre las mismas, la cual, obviamente es muchísimo mayor en el cerebro.

¿Cómo mejorar esta condición?

Los cambios en el estilo de vida son de gran utilidad en algunos en la mayoría de los casos. Por ejemplo, el ejercicio regular, el mejoramiento en los hábitos de sueño, el disminuir los factores de riesgo de estrés y de otros cambios emocionales negativos. La dieta también es de suma importancia, por ello es recomendable: 

  • Evitar alimentos y bebidas que estimulen los intestinos (como la cafeína, el té o las bebidas de cola).
  • Comer porciones más pequeñas.
  • Incrementar la fibra en la alimentación (esto puede aliviar el estreñimiento o la diarrea, pero empeora la distensión).